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37 Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:

―Hermanos, ¿qué debemos hacer?

38 ―Arrepentíos y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados —les contestó Pedro—, y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 En efecto, la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los extranjeros,[a] es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.

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Footnotes

  1. 2:39 los extranjeros. Lit. los que están lejos.